Los extremos se manosean: requiem por la libertad carajo.

Recién ví pasar un "tren" de satélites StarLink, pero algo cambió. Ya no los ví como la tecnología futurista que permitiría a la humanidad estar conectada y libre de restricciones territoriales, sino como máquinas que nos están mirando desde todos lados y libres de restricciones territoriales para nosotros escondernos. Un "leve" giro en el cambio de perspectiva, leve nada más.



Pasar de "viva la libertad, carajo" a "viva el dictador al que haya que apoyar", parece una contradicción, y lo es, pero el problema es que las contradicciones dejaron de ser algo tan grave como para dejar de apoyar a un líder, movimiento, partido, o ideas.


No dejé de creer en que las ideas de la libertad hayan traicionado algún principio, son siempre las personas las que traicionan a las ideas, a los principios. No es tan grave, sobre todo si ya tenemos "cancha" en esto de no creer. Llamale escepticismo, agnosticismo, resiliencia, lo que sea. Siempre es mejor ver confirmada la creencia que uno tiene, de no creer en ningún líder mesiánico, valga la contradicción, total, las contradicciones son festejadas. El peligro, el peligro está, si se quiere, en todos aquellos, sobre todo jóvenes, que casualmente, o no casualmente, son los que apoyan a estos movimientos extremos, siempre fue así, y siempre será, por la naturaleza humana, falta de resiliencia ante los vaivenes de la política y de las políticas.


Hay muchas resiliencias, a veces transformadas en desidia y hastío, y eso es lo que buscan los regímenes totalitarios, que nadie se cuestione nada, porque nadie cree que es posible ya el cambio. La URSS sobrevivió 69 años con un pueblo que no creía que sería posible el fin de la dictadura. Al final cayó la fachada, la estructura, el "socialismo". Unos miserables 9 años de supuesto "capitalismo", que en realidad no era, sino "anarquismo a la soviética" solo sirvieron para confirmarle a los descreídos de ese "nuevo sistema", que lo nuevo es malo, y que es mejor volver a lo de antes. No terminó la década de los 90s, que ya tenían a alguien con los "valores" bien aprendidos como para "guiarlos" otra vez a través de la pax soviética. La guerra fría nunca terminó. Perdón, Sr Fukuyama, pero fuimos varios los que nos ilusionamos. La URSS dejó el sistema económico socialista, sí, es cierto. También dejó de llamarse URSS, es verdad igualmente. Pero no era eso lo importante, no lo fue tampoco en el caso de China, que pasó a tener un sistema económico capitalista después de Den Xiaoping, pero la plaza de Tiananmen demostró que tampoco tuvo cambios significativos.


"Un espectro está cautivando a Europa -- el espectro del Comunismo..." decían Marx y Engels en su "Manifiesto Comunista". Y sigue cautivando, pero el problema está en la interpretación, no era la estatización de medios de producción, o el nombre de los países. El problema era lo que permitió que tales cosas existiesen: el totalitarismo. Nunca existió el comunismo conjuntamente con el Estado de Derecho, porque para implementarlo, tuvieron que pasarle por encima.


La Historia no terminó en 1991 porque la "casta" siguió en el poder, todo el tiempo, y se expandió durante la "primavera capitalista", todo el mundo miraba maravillado a los países ex soviéticos, cómo se fueron abriendo y volviendo democráticos. Sin embargo, había uno, en realidad fueron varios, pero el principal, el "dueño de la pelota" de la URSS, ese, por algún motivo, no cambiaba. Y el mundo esperaba, capaz que "ahora sí" va a cambiar, pero no cambiaba. Y daba señales, la entrega de armas nucleares a cambio de integridad territorial para Ucrania, el submarino "Kursk", las invasiones a la rebelde Chechenia, la invasión de Crimea (a pesar de la entrega de armas), la invasión del Donbás (a pesar de la entrega de armas), y finalmente la invasión de toda Ucrania hace tres años, un 24 de febrero de 2022.



Tres años en que Ucrania se defendió dignamente, con ayuda de "Occidente". Pero algo sucedió 11 días atrás, un giro más extremista y radical que el mundo no había visto en los últimos 80, 100, 300 o 1992 años. El 13 de febrero de 2025, fue como si Winston Churchill se hubiese pasado a apoyar a los nacionalsocialistas en lugar de a los aliados. Fue como si George Washington hubiese peleado junto a los ingleses en lugar de por la independencia de los EEUU. Fue como si Judas hubiese delatado a Jes... bueno, ese sería un caso al que tendríamos que retrotraernos.


Decir "viva la libertad carajo", debería significarlo. No debería ser una frase hueca. Pero como las contradicciones están de moda, y también las malas interpretaciones, por aquello de confundir comunismo con estatización, y casta con "político", sin mirar si era dictador o no, todo da igual. Debimos haber sospechado, porque si algo nos enseñan hasta los dibujitos animados, es que los malos siempre explican sus planes, aunque no quieran. Hubo señales. El día que asumió Milei, entre otros líderes, estaba Viktor Orbán, alguien que, curiosamente, es alabado por simpatizantes del movimiento "MAGA". Este señor, Orbán, casualmente, aunque nada es casual, es la piedra en el zapato de la Europa que quiere ayudar a la invadida Ucrania a defenderse del invasor, y dictador, Putin. Ese señor estaba en la ceremonia de asunción de Milei, "oh, casualidad!".


Hubo señales más recientes, como la de Elon Musk apoyando al partido abiertamente pro-Putin de Alemania, la "AfD" (sigla que también se puede interpretar como "alternativa a la Democracia", y que por suerte no ganó, aunque subió peligrosamente a un 22%, y recluída a la antigua Alemania del Este, que parece estar extrañando una dictadura rusa).


Y la careta se cayó del todo este 13 de febrero (#GuardenEstePosteo). Ahí fue cuando todo el "MAGA" se impacientó (porque el que está apurado no es Zelensky) y quedó en evidencia, su apoyo a la dictadura rusa dejó de ser "supuesta", para pasar a ser "expuesta". El resto ya lo sabemos, y es imposible en estos días ponerse al día con tantos informes geopolíticos que intentan, igual que uno, tratar de entender qué es lo que está sucediendo en este mundo loco.


Hoy Milei votó, por orden de los "MAGA", a favor de la dictadura rusa. Tal vez venga con explicaciones como que necesitaba una aprobación de algún préstamos, y eso sería "entendible" en este "nuevo mundo" sin valores, "pragmático", "realpolitik", de negociaciones.


No hay que dejar de creer por esto. La libertad no tiene la culpa. La culpa es del que le rasca el lomo al chancho. La libertad es un valor, y los valores están en extinción. Cuidémoslos.

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