Es imprescindible un nuevo lema para que hayan cambios en Uruguay?

Disclaimer: El presente ensayo es, una vez más, un trabajo de ghostwriting (ghosting), ya que no soy ni politólogo ni periodista profesional. Tampoco constituye un plan para un cambio de gobierno, ni un antídoto para el mismo. No se trata, asimismo, de dar ideas a alguien a quien se acusa públicamente de no tenerlas, por la sencilla razón de que ésta es, justamente, una idea suya. Digamos entonces que es un tweet de algo más de 140 caracteres.

Escuchando ayer a Ignacio Munyo entrevistado por  Juan Miguel Carzolio, y es evidente que hay muchos temas e ideas que en este país nadie toma como propias, o que han dejado de hacerlo, ya que existe el prejuicio de que son temas tabú, temas "cuco", o algo por el estilo.

Los partidos tradicionales

Tanto blancos como colorados han tenido ideas sobre cómo reformar o ir reformando el Estado, con diferentes grados de éxito. Llegado un punto en que el entonces creciente Frente Amplio ya tenía la cantidad suficiente de legisladores y de peso en la opinión pública, estas reformas se volvieron imposibles, con alguna que otra más o menos exitosa, y gracias a innovaciones como, por ejemplo, la de Germán Rama, quien optó por crear nuevos organismos paralelos en lugar de intentar reformar reductos reaccionarios. De todas formas, en la opinión pública parecen haber triunfado dichos sectores conservadores, enterrando la reforma en el ostracismo.

Las propuestas de cambio automáticamente fueron catalogadas de "neoliberales" por el entonces partido de oposición, que aun no había gobernado, y todo lo neoliberal "es malo". Se vuelve tabú la sola mención de "ente público" y "capital privado" en la misma frase (ésto duró hasta que se inventaron las PPP), y ni que hablar de la inamobilidad de funcionarios públicos presupuestados. Cualquier cambio generaría incertidumbre, un riesgo, y aunque la economía se mueve justamente por medio de mercados de riesgo en todo el mundo, no es así en la realidad uruguaya.

Ya para el último gobierno colorado no se intentaron más reformas, el país repuntaba sin cambios, lentamente saliendo de la última crisis. Para las elecciones de 2004 aparecieron conjuntamente, varios partidos nuevos, con ideas que ya los tres grandes partidos no incluían, como el Partido Liberal, Intransigente (que no era lo mismo que luego pasó a llamarse "P.E.R.I."), Humanista, etc. (la Asambla Popular estaba a punto de escindirse del Frente Amplio, pero no lo haría hasta que éste asumió el gobierno, así como el Partido Independiente lo había hecho cuando el Nuevo Espacio se quedó en el F.A.).


El Frente Amplio

Si bien al ganar las elecciones de 2004, el "Frente Amplio-Encuentro Progresista-Nueva Mayoría" pasó rápidamente a llamarse otra vez sólo "Frente Amplio", en realidad se trata lisa y llanamente de lo que es, un lema, dentro del cual conviven partidos más o menos antiguos y con ideologías muy disimiles. Llegado al poder este lema, se propone gobernar, o sea, poner en funcionamiento lo que sus predecesores, supuestamente por ser "malos", no habían conseguido antes. Al ver que no se trataba de una junta expropiatoria de las pertenencias de la gente, al estilo chavista, los capitales se animaron a invertir en el país, sumando a una reactivación del mercado interno, gracias en parte a la fe que le tenían sectores que creían en un nuevo partido que todavía no había gobernado, un poco de subsidios e inversiones estatales a quienes percibían poco o ningún ingreso (MIDES), pero sobre todo, un ciclo económico mundial favorable a las economías exportadoras de commodities, como lo es el Uruguay.


Una vez que el ciclo económico ("viento a favor") dejó de soplar para estos lados, el partido de gobierno se encuentra con que no puede seguir subsidiando con inversión pública, devaluar generaría inflación, pedir nuevos préstamos aumentaría el déficit, y tampoco puede ajustar flexibilizando, por aquello de los "cucos neoliberales", pactos con el sindicalismo, etc. El sector del gobierno que se encarga de hacer las cuentas (shhh, en práctica, "neoliberal", pero eso no se dice, ta?) se acuerda de que en estos 12 años, no sólo no ha hecho ninguna de las reformas de aquellas que proponían (shhh, quienes sabían que había que hacerlas) los "neoliberales" que llevan esa etiqueta, sino que habían profundizado en el sentido contrario (por aquello de los "cucos"): más estatización, más funcionarios públicos, más burocracia, rigidez del mercado laboral, etc.

Atados de manos entonces, los sectores que quieren seguir con la inversión estatal, ya que las cuentas no cierran, aunque sigan reclamando, y también atados de manos los sectores que están a cargo de la economía, porque los números ahora no dan. A eso se suman divisiones políticas que hacen visible la "grieta", las diferencias entre los partidos que conforman el lema de gobierno, diferencias de opinión como por ejemplo, las que dejó en evidencia la forma en que opinaron sobre el golpe en Venezuela, y todo lo demás, dígase Ancap, Pluna, derogación del delito de abuso de funciones, etc.

Los cambios

Desde el gobierno, muy difícil entonces. Tal y como dijo Ignacio Munyo, un 30% dentro del gobierno tranca la posibilidad de aplicar reformas. Desde el Partido Colorado, la opinión pública parece haber estigmatizado a Pedro Bordaberry por llevar su apellido, además de que muchos sectores más progresistas han ido pasando al partido de gobierno desde 2004, y quedando un minoritario batllismo "orejano" que parece estar volviendo a empezar "desde abajo". En el Partido Nacional, si bien a Luis Lacalle Pou, la opinión pública a veces intenta asociar con el "cuco neoliberal" con el que se acusaba a su padre, Luis Alberto Lacalle de Herrera cuando era presidente, su sector político llama a convocar a "todos", pero no deja de ser eso, un sector dentro de un partido, dentro de un lema. Al parecer tiene, sí, crecientes adeptos, pero una propuesta para realizar los grandes cambios necesarios debería convocar gente de más de un sector, de más de un partido, de más de un lema, o incluso, de una alianza mayor, como lo fue el EP-FA-NM en 2oo4, pero en ese entonces contaba con algo que ya no tiene, el "factor sorpresa", ya que todavía no había gobernado.

Un nuevo lema

Este camino pareciera  ser el único que queda disponible para hacer alguna de las reformas necesarias y que no se han podido realizar (reforma educativa, reforma del estado, reforma laboral, reforma de la seguridad social, etc.). Y vista resistencia que hay en los sectores más recalcitrantes, alérgicos a la palabra "cambio", y como ha mostrado la historia uruguaya desde Varela hasta Rama, pasando por los batllismos, dichas reformas tendrían que hacerse por la vía de crear organismos paralelos que de alguna forma "compitan" o al menos convivan con los existentes, y así la opinión pública evaluará cuál es mejor. Entre los pocos ejemplos que pueden verse en la actualidad encontramos la UTEC (si lo vemos como una reforma de la UTU), o los dos liceos privados (se siguen reservando el derecho de admisión) pero de matrícula gratuita, uno religioso y otro laico.

Tendría que ser, asimismo, una reforma "con mano dura", pero con cierta capacidad negociadora, sin llegar al punto de enfrentamiento inmovilizante de fines de los 80's del primer gobierno de Sanguinetti. Va a tener que contar también con la confianza necesaria para atraer capitales, y la confianza en la opinión pública que le de el apoyo necesario para que, al comunicar la necesidad de realizar cambios, no se genere un nuevo estigma, "cuco" o tabú.

El tiempo dirá si ese nuevo frente, ese nuevo lema o asociación de partidos de la actual oposición (tal como lo eran los partidos que conformaron el Frente Amplio de 1971) será o no será el Partido de la Gente, de Edgardo Novick, u otro nuevo, pero la idea de que el Uruguay va rumbo a un nuevo bipartidismo, esa idea sí fue suya.

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