Beyond Ceibal

El presente artículo no es una crítica al proyecto OLPC, por el contrario, muestra una opinión favorable al mismo. Simplemente se trata de un "pensar en voz alta" basado en mi percepción con respecto al estado actual de las tecnologías en el aula y una reflexión sobre las mismas.




Las denominadas Tecnologías de la Información y Comunicación, más conocidas por "TICs" (cuya sigla debería ser "TT.I.C.", si se siguen las reglas gramaticales para el plural) tienen como propósito la utilización de las tecnologías disponibles en cada época, para facilitar los aprendizajes. Fue así que surgió el proyecto OLPC ("Una computadora portátil por cada niño", por sus siglas en inglés "One Laptop Per Child"), del cual nuestro país se volvió símbolo por ser el primero en el mundo en lograr el objetivo que da su nombre, conseguir que cada estudiante de escuela pública (estatal) tuviera una computadora portátil. El Plan Ceibal (así se denomina el organismo encargado de llevar adelante el OLPC en Uruguay) cumple diez años, y si bien se ha venido actualizando constantemente desde aquellas primeras "Ceibalitas" (así se denominan, cariñosamente, las primeras netbooks entregadas en este plan, modelo 1.0), estaría bueno hacer una evaluación sobre estado de los equipos, estado de conectividad de las redes en los centros educativos (cuántas computadoras pueden funcionar de forma más o menos "aceptable" al mismo tiempo, en cuántas materias son aprovechadas estas herramientas, cantidad de alumnos que los llevan realmente a clase todos los días (y con su batería cargada), y cuántos de estos alumnos las utilizan para contenidos de aula, en lugar de las redes sociales, o el videojuego de moda. Sigue siendo la computadora OLPC esa herramienta educativa en manos de "todos los estudiantes", o es posible migrar dicho concepto a otras herramientas que sí estén más difundidas, acompañando los cambios que han tenido lugar en estos últimos diez años?

Contexto

El Plan Ceibal surgió unos cuatro años después de la más severa crisis socioeconómica de la historia del Uruguay (junio de 2002), cuando el país todavía sentía sus efectos. Se había buscado acercar la enorme brecha entre los sectores menos favorecidos económicamente, cuyo acceso a TT.I.C. era abismalmente inferior al que tenían los sectores más acaudalados. Hasta ese momento, el acercamiento que había a dichas tecnologías, para quienes no las tenían en sus hogares (un porcentaje mínimo dentro de amplios sectores de la población), era sólamente por medio de las salas de informática en los centros educativos. Los smartphones apenas estaban surgiendo a nivel mundial, y no se conocían mucho por estas latitudes. Llegaron entonces las "Ceibalitas" y se convirtieron en "la computadora" de muchísimos hogares, permitiendo, entre otras cosas, el aprendizaje de los ciudadanos mayores por parte de los más pequeños.




Primeras experiencias

Se repartieron las computadoras, cada estudiante tenía una, comenzando por el tercer año de Educación Primaria, luego dichos estudiantes llegaron a Secundaria con sus equipos 1.0, y a partir de allí, se les comenzó a evolucionar el equipo (Magalhaes M1, 2, 3, BGH, tablets, etc.). Hasta ahí, bien. En un primer momento, los problemas eran que el personal de la educación no tenía los conocimientos para aprovechar estas nuevas tecnologías, pero también comenzaron a surgir otros inconvenientes: las redes eran insuficientes para que todas las computadoras funcionaran al mismo tiempo, se tuvieron que ampliar los routers y el ancho de banda; los estudiantes no llevaban las computadoras cargadas, los centros educativos adquirieron alargues y derivados para cargar los equipos. Luego, algunos estudiantes no llevaban periódicamente su equipo a clase, o no llevaban el cargador, además de que algunos equipos comenzaban a romperse, y muchas veces, los centros o móviles de reparación no daban abasto.

A grandes rasgos, y sin ánimo de generalizar, pero haciendo una imagen mental de estudiantes que sí tenían su equipo en condiciones, cargado, y listo para utilizar en clase, muchas veces su motivación para todo esto era, no tanto la utilización del equipo en aula, sino otros contenidos de su preferencia (Facebook, Counter Strike, Minecraft, por nombrar sólo algunos que fueron populares a lo largo de la última década), y cuya pantalla "desaparecía" mágica y rápidamente al hábil tecleo conjunto de "Alt" y "Tab". De todas formas, sigue siendo un mérito del plan, haber facilitado estas herramientas a muchos de estos estudiantes, que además de tener dichas motivaciones, también se ven atraídos por la herramienta informática en sí misma, junto con sus posibilidades: el diseño, la programación, el cálculo, la robótica, etc.

Herramienta universal ayer y hoy

Deberíamos preguntarnos si hoy, diez años después, aquella computadora con ánimo de acercar la brecha entre sectores económicamente muy distantes, sigue siendo un insumo utilizable por "todos los estudiantes" en un aula, o si se ha convertido, por decirlo así, en la nueva tabla de dibujo, un útil pesado y que "hay que llevar al liceo", y que, encima, hay que tenerlo cargado y funcionando (además de prenderlo, hacer los deberes en ella, etc.).

Digo, en los hechos, ayer y hoy, cómo los docentes podemos contar con que va a haber un número mínimo de equipos funcionando en la clase, para poder ser utilizados? (sin mencionar que tengan carga y que puedan conectarse bien). Ojalá el Plan Ceibal pueda seguir adelante con sus cometidos de universalizar el acceso a las TT.I.C., pero no deberíamos buscar más herramientas de las abundan tanto en estos momentos, que se han convertido en una especie de "plaga"?





Por citar tan sólo un ejemplo, actualmente hay páginas educativas que son "multi-plataforma", tanto así, que no sólo funcionan perfectamente desde un equipo OLPC (sea de la versión que sea, desde la 1.0 corriendo Sugar, hasta una BGH quad-core, o incluso una tablet), sino que tienen su propia app para Android o iPhone (sin ánimo de dejar a un lado los ya inexistentes sistemas Windows Mobile, BlackBerry, Firefox Mobile, pero incluso en dichos sistemas pueden correr estas plataformas). A lo que voy, es a que lo importante es la herramienta educativa, y no la herramienta-objeto. Un estudiante puede acceder a su cuenta en Edmodo o en Google Classroom (por citar dos de las más populares, pero hay muchas) desde más de una plataforma. Estas plataformas permiten la creación de los grupos por parte del docente y, mediante un código único (que se da sólo a los estudiantes de cada grupo), los estudiantes encuentran su clase, o también pueden ser agregados por el docente. Sólo se requiere algo de lo más común en estos días: una cuenta o "ID" de Google (Edmodo permite incluso ingresar con otras cuentas, como ser Twitter, Facebook, Pinterest, etc.) Dentro de la plataforma, y de manera muy simple, el docente puede hacer anuncios importantes, hacer preguntas con posibilidad de "multiple opción", o directamente redactar una tarea, con fecha y hasta hora para ser cumplida, y luego evaluada (con escala numérica editable) y devuelta a los estudiantes en el momento. También permite subir archivos adjuntos, o directamente compartir una carpeta en Google Drive, por ejemplo. El entorno es extremadamente "amigable" con el formato más conocido por la mayoría de personas actualmente: la página principal de cualquier red social.

Como con cualquier herramienta, está en el valor que se le dé. Si vamos a utilizar las TT.I.C., que sea un material obligatorio tanto como el cuaderno de clase, si mandamos un deber por medio de la plataforma, que su nota sea verdaderamente significativa para el promedio, y si todos tienen celular actualmente, que todos los estudiantes estén inscriptos (según la variante de español que se tenga en el celular, o móvil, la aplicación dirá "apuntarse" o "unirse" a una clase, por citar sólo un ejemplo).




En resumidas cuentas, el mismo estudiante puede comenzar un trabajo en la sala de informática, continuar con su equipo OLPC, uno prestado, entrar desde una tablet, o desde su celular, y las notificaciones le llegarán a su cuenta, esté donde esté. Incluso, es una forma de acercar el celular al aspecto educativo y, por qué no, hasta quitar un poco de ansiedad por mirar la pantalla luego de una notificación: tal vez son los deberes y no el WhatsApp esta vez!

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