Mujica se Despidió Mintiendo

 No se puede no odiar. Eso es mentira del senador del MLN que se retira hoy 20 de octubre de 2020. No se puede no odiar, y al mismo tiempo, predicar una doctrina socialista. Este simple hecho es el que explica que el único principio, el único "valor" o lema con el que ha sido coherente la coalición fundada en 1971, es el de "como te digo una cosa, te digo la otra". Palabras para adornar lo inexistente. Palabras que no están respaldadas en hechos, y ellos lo saben.

El socialismo no genera nada. Nunca lo hizo, y no sería ni siquiera necesario explicarlo. Simplemente el socialismo no funcionó en ninguna parte del mundo. Dio la falsa impresión, y todo en base a propaganda al igual que la que generaba Goebbels en la Alemania nazi, de que el socialismo estaba prosperando y "construía". Stalin llevaba a sus visitantes a través de un tour guiado, mostrándole lo que él quería, una fachada de Hollywood que se caía tras el paso de los ingenuos creyentes que visitaban a uno de los dictadores más sangrientos de la historia. Lo mismo hicieron Mao, los Castro, los dictadores de Corea del Norte, el Chavismo, y todos los regímenes que tienen al socialismo como modelo.

Pero el socialismo no produce, sino que se instala y promete "igualdad", pero no igualdad de oportunidades, sino una supuesta equidad numérica, utópica, entre los ingresos de toda la población. ¿Pero, cómo se consigue hacer creer a los esperanzados votantes del socialismo, que se está "equiparando" o "igualando? Distribuyendo ingresos a través de planes sociales, por ejemplo. Contratando decenas de miles de nuevos funcionarios públicos. Prometiendo y aparentando construir obras faraónicas para "el pueblo".

Y aquí está la clave del sistema socialista. Este sistema no puede vivir sin un "enemigo". Para poder financiar todos esos gastos, es necesario extraerlos de algún lado. Impuestos. ¿A quién se le carga de impuestos, haciendo que la producción y el trabajo lleguen a ser inviables? Pues, a "los que tienen", a "los ricos", a "los oligarcas", a "los hambreadores", a "los capitalistas", y así se inventan toda una serie de epítetos para calificar (o mejor dicho, descalificar) a ese adversario a quien "hay que quitarle porque tiene", porque "puede aportar más", al "enemigo del pueblo".

No se puede ser socialista sin un enemigo a quien culpar de todos los malos. No se puede no odiar. Es mentira.